Los chicos de la escuela Primaria Kudan tocan a Saya, la maestra robot, después de una clase especial en Tokio, Japón. A diferencia de los robots de aspecto mecánico, Saya fue desarrollada por la Universidad de Ciencias de Tokio y puede expresar emociones básicas como sorpresa, miedo, disgusto, enojo, felicidad, o tristeza, ya que su piel de goma está programada para imitar los movimientos faciales humanos. Manejada por control remoto por un hombre que supervisó la clase desde una habitación contigua, Saya tomó lista a los chicos, les dijo frases programadas y les dio una clase sobre robots. Este es sólo uno de los pasos que Japón viene dando en su desarrollo robótico con fines sociales.
miércoles, 24 de junio de 2009
La maestra robot
Los chicos de la escuela Primaria Kudan tocan a Saya, la maestra robot, después de una clase especial en Tokio, Japón. A diferencia de los robots de aspecto mecánico, Saya fue desarrollada por la Universidad de Ciencias de Tokio y puede expresar emociones básicas como sorpresa, miedo, disgusto, enojo, felicidad, o tristeza, ya que su piel de goma está programada para imitar los movimientos faciales humanos. Manejada por control remoto por un hombre que supervisó la clase desde una habitación contigua, Saya tomó lista a los chicos, les dijo frases programadas y les dio una clase sobre robots. Este es sólo uno de los pasos que Japón viene dando en su desarrollo robótico con fines sociales.
Maestra robot pasa lista y regaña a estudiantes japoneses
La maestra robot japonesa pasa lista, sonríe y regaña, provocando las risas de los estudiantes con su rostro realista. Pero su diseñador dice que aún no está lista para reemplazar a instructores humanos.
A diferencia de robots de apariencia más mecánica, como Asimo, de Honda Motors, la maestra robot, llamada Saya, puede expresar seis emociones básicas — sorpresa, miedo, repugnancia, furia, felicidad y tristeza — porque su piel de goma es jalada desde atrás por motores y cables alrededor de los ojos y la boca.
En una demostración, la boca del robot se abrió, sus ojos se agrandaron y las cejas se arquearon en tono de sorpresa. Saya estiró los labios en una sonrisa y dijo frases preprogramadas como "muchas gracias", moviendo los labios, para expresar placer.
"Los robots que parecen humanos tienden a ser muy del gusto de niños y ancianos", dijo el miércoles Hiroshi Kobayashi, profesor de ciencias de la Universidad de Tokio y creador de Saya, a la Associated Press. "Los niños incluso comienzan a llorar cuando Saya les regaña".
Desarrollada inicialmente como una recepcionista robot en el 2004, Saya fue probada en un aula real en Tokio este año con un puñado de alumnos de quinto y sexto grados, aunque aún no puede hacer mucho más que pasar lista y gritar órdenes como "?Cállense!".
Los niños se divirtieron mucho, recordó Kobayashi, sonriendo cuando Saya dijo sus nombres. Aún así, es controlada a distancia por una persona que observa la interacción por medio de cámaras, dijo.
Japón y otros países tienen esperanzas de que la robótica sea eventualmente una solución para su creciente escasez de mano de obra al envejecer su población. Pero los científicos dicen que aún no hay una máquina capaz de lidiar con niños y ancianos.
A diferencia de robots de apariencia más mecánica, como Asimo, de Honda Motors, la maestra robot, llamada Saya, puede expresar seis emociones básicas — sorpresa, miedo, repugnancia, furia, felicidad y tristeza — porque su piel de goma es jalada desde atrás por motores y cables alrededor de los ojos y la boca.
En una demostración, la boca del robot se abrió, sus ojos se agrandaron y las cejas se arquearon en tono de sorpresa. Saya estiró los labios en una sonrisa y dijo frases preprogramadas como "muchas gracias", moviendo los labios, para expresar placer.
"Los robots que parecen humanos tienden a ser muy del gusto de niños y ancianos", dijo el miércoles Hiroshi Kobayashi, profesor de ciencias de la Universidad de Tokio y creador de Saya, a la Associated Press. "Los niños incluso comienzan a llorar cuando Saya les regaña".
Desarrollada inicialmente como una recepcionista robot en el 2004, Saya fue probada en un aula real en Tokio este año con un puñado de alumnos de quinto y sexto grados, aunque aún no puede hacer mucho más que pasar lista y gritar órdenes como "?Cállense!".
Los niños se divirtieron mucho, recordó Kobayashi, sonriendo cuando Saya dijo sus nombres. Aún así, es controlada a distancia por una persona que observa la interacción por medio de cámaras, dijo.
Japón y otros países tienen esperanzas de que la robótica sea eventualmente una solución para su creciente escasez de mano de obra al envejecer su población. Pero los científicos dicen que aún no hay una máquina capaz de lidiar con niños y ancianos.
Saya, la maestra robot
En una escuela japonesa, una robot anda ya impartiendo clases. Responde al nombre de Saya, y es el resultado de quince años de investigación y pruebas en el desempeño de otros trabajos, como el de recepcionista -en la imagen-, algo que Saya llevó a cabo sin problemas por lo que sus diseñadores han decidido, de acuerdo con el gobierno nipón, llevar su creación todavía más lejos y la robot es ahora maestra de una escuela primaria de Tokio.
Más allá de su apariencia de maniquí, Saya domina varios idiomas, es capaz de organizar gran cantidad de tareas programadas y, como cualquier maestro que se precie, mostrar su enfado cuando los alumnos no se comportan como es debido en un amplio surtido de expresiones faciales -no sólo de reprobación-.
Este robot, así como otros de su generación, han sido diseñados para comercializarlos entre empresas que deseen reducir costes y es sólo un ejemplo de la determinación de Japón de poner un robot por hogar antes del año 2015 para lo que ha invertido gran cantidad de dinero y recursos. Actualmente, los más vendidos son los empleados para ejercer de recepcionistas y secretarias.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)